La Guardia Civil desmantela un grupo criminal dedicado a la captura ilegal de aves

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La Guardia Civil de la Región de Murcia, en el marco de la operación ‘FRINGILICIA’, ha desmantelado una organización criminal, cuyos tres miembros han resultado investigados como presuntos autores de delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales silvestres por la captura no selectiva de aves.

La investigación se inició el pasado mes de junio, en el marco del ‘Plan para el control de la captura, la tenencia y el comercio ilegal de aves fringílidas’, cuando la Benemérita, gracias a la colaboración ciudadana, fue informada sobre la posible captura furtiva de aves silvestres, tales como jilgueros, pardillos y verderones.

Esta primera información anónima indicaba que tres individuos estaban cazando de forma no selectiva en distintas localidades de la Región.
Guardias civiles del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) centraron las pesquisas en localizar a los sospechosos, lo que permitió averiguar que procedían de Madrid y habían elegido el municipio de Alcantarilla para establecer su sede en la Región.

La Guardia Civil llevó a cabo una serie de vigilancias que permitió identificarlos así como ubicar dos de los puntos donde llevaban a cabo las capturas.

Sorprendidos in fraganti junto al vertedero de Cañada Hermosa-Murcia

Después de constatar la actividad delictiva desarrollada, los agentes establecieron un dispositivo que culminó cuando fueron sorprendidos in fraganti junto al vertedero de residuos sólidos urbanos de la pedanía murciana de Cañada Hermosa. En su poder fueron hallados distintos útiles tales como tijeras de cortar cable, navajas y cuerdas de gran grosor.

Se trata de tres experimentados furtivos, con antecedentes por delitos similares, que han resultado investigados como presuntos autores de delito relativo a la protección de la flora, fauna y animales silvestres por la captura no selectiva de jilgueros.

Según se desprende de la investigación se desplazaban desde Madrid hasta el municipio murciano de Alcantarilla donde coordinaban las jornadas de caza no selectiva en los diferentes puntos de la Región.

Después de seleccionar el paraje adecuado, generalmente junto a ríos a los que acuden las aves sobre todo en temporada estival, colocaban un método no selectivo conocido red japonesa. A continuación se distanciaban unos 100 metros manteniéndose junto a los vehículos, haciéndose pasar por excursionistas, en ubicaciones que tuvieran fácil acceso a la autovía para huir si eran localizados.

Las aves capturadas eran introducidas en pequeñas jaulas que ocultaban fácilmente en los vehículos para transportarlas hasta Alcantarilla. Muchas de éstas morían debido al estrés causado durante su captura y traslado.

Su destino final era el ‘mercado negro’ donde suelen alcanzar precios que oscilan entre los 50 y los 100 euros.
La Guardia Civil recuerda que, según lo dispuesto en la Directiva de Aves, la caza de aves está prohibida al tratarse de ejemplares protegidos.

El Código Penal, en su artículo sobre delito relativo a la protección de la flora y la fauna, establece penas de prisión de 6 meses a 2 años o multa de 8 a 24 meses y, en todo caso, la de inhabilitación especial para profesión u oficio e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho a cazar o pescar por tiempo de uno a tres años.