Esta historia la tenemos constatada por su propio protagonista, Javier Gómez, quien un día que visitó el camposanto de Los Remedios se adentró en la zona este donde se encuentran las parcelas de Párvulos, comúnmente conocida como cementerio de niño y se paró delante de una tumba en donde no había ningún nombre, tan sólo una cruz latina y esculpidas una especie de lechuzas que representan la pureza del alma. Javier recogió de la tumba un trocito pequeño de piedra de la lápida que estaba un poco astillada y fue lo peor que pudo hacer; a los pocos días  comenzó a tener experiencias que a él le aterraban: “comencé a ver a una niña de unos 5 añitos, rubia y con una bata blanca”. 

 La primera vez se le apareció a los pies de la cama, en una casa donde vivía con su anterior pareja, pero sólo la vio él. Se asustó, se quedó paralizado hasta que se volvió a echar en la cama, y cuando volvió a mirar, ya no estaba. 

Estos sucesos se le repitieron en varias ocasiones y en su vivienda actual también. Fueron tantas veces las que esta niña misteriosa se le aparecía que aprendió a vivir con esa experiencia, por lo que no le atemorizaba la visión y apenas le daba importancia.

Una noche que la volvió a encontrar llegó a preguntarle qué es lo que deseaba sin recibir respuesta, tan sólo la niña lo miraba muy fijamente. Un día se le apareció cuando estaba conduciendo provocándole que tuviera un brutal accidente a la salida de la pedanía de Los Dolores. A partir de ese día, allá por el 2010, comenzó a tener cada vez más pequeños accidentes y acontecimientos que él lo relacionaba con mala suerte: enfermaba con frecuencia, los electrodomésticos de casa se estropearon a la vez, fue despedido de su antiguo trabajo en unos grandes almacenes, etc. 

Su actual pareja lo llevó a una medium, fue engañado por ella porque a él no le hacía mucha gracia ni creía en esas cosas, pero se quedó sorprendido, sobre todo cuando la mujer le habló de esta niña, que le acompaña y le hace la vida imposible. Ante eso Javier le pregunta a esta mujer el motivo de que quisiera acabar con él y la médium le indica que al parecer Javier tenía un objeto que pertenecía a esa niña, que se llamaba Ángela y que murió a los 6 años de cólera. Javier negó que tuviera nada de esa niña que no conocía de nada y de repente viene a su mente el trocito de piedra de la tumba que se llevó a su casa del cementerio. Regresó a devolver el trozo de lápida al lugar de donde nunca debió salir.

Un consejo queridos lectores, nunca cojáis nada de un cementerio si no queréis enfrentaros a lo desconocido.

 

 

Santi García. Rutas Misteriosas

 y autor de “Cartagena Legendaria”