Esta leyenda la centramos en el antiguo Cementerio de Santa María, ubicado entre las actuales calles Jara, Aire y San Miguel. Documentada por Juan Soler Cantó en sus “Episodios Legendarios” nos narra que un chico murió a manos de “los corchetes”, los agentes de la ley que en Cartagena deambulaban en los siglos XVI, XVII y XVIII. Es la antesala de la actual guardia civil y toman su nombre de los propios botones de su uniforme.
Es la historia de un joven llamado Ismael que estaba enamorado de una chica llamada Cecilia. Ambos jóvenes y alocados que llevaban su pasión a todos los rincones de la ciudad, incluso en el cementerio de Santa María, pues pensaron que era un lugar idóneo para sus encuentros amorosos ya que nadie los podía molestar, ni ver, como es lógico.
Todos los días se veían sobre la medianoche y cuenta la leyenda que una noche que habían quedado ella no se presentó, aspecto que a él le sorprendió pero no le dio mayor importancia. Llegó el día siguiente y tampoco apareció y así a lo largo de 15 días. El día que hacía decimosexto Ismael se puso a leer las lápidas que tenía alrededor del punto de encuentro donde solía quedar con su amada, justo en la zona que hoy ocupa el Callejón de Bretau. Cuando apreció que estaba pisando la tumba de su querida Cecilia gritó con tal virulencia que muchos vecinos lo escucharon y salió como alma que lleva el diablo. En su carrera fue interceptado por la guardia urbana, los “corchetes” quienes le dieron varias veces el alto, a lo que el joven no hizo caso. Pensando que era un malhechor lo interceptaron y acabaron con su vida en las proximidades del Callejón de Bretau, entre el propio callejón y la Calle Jara. Un muerte injusta y que se podía haber evitado.
Desde entonces se dice que su alma vaga por la zona espantando a quienes osen pasar a la zona donde su amada está enterrada y donde a él lo mataron las fuerzas de la ley.
Escrito por Santi García. Rutas Misteriosas y autor de “Cartagena Legendaria”